El proyecto se desarrolló en un terreno pequeño del distrito de San Isidro. En él debía desarrollarse un extenso programa, tratándose de una vivienda unifamiliar ubicada en un terreno de 240 m2. La premisa, por parte del cliente, siempre fue cumplir con el programa sugerido, procurando obtener la mayor amplitud posible en los espacios.
Las visuales de la fachada frontal de la propiedad se trataron con vanos que permitían que los ambientes cuenten con la iluminación adecuada, pero tratando de restringir el registro visual desde la calle hacia el interior de la vivienda. Por otro lado, al contar con un jardín interno en la zona posterior de la vivienda, las visuales de los ambientes que están dirigidas hacia este frente fueron tratadas con vanos de mayor amplitud. A su vez, la apertura de los vanos en los frentes de la vivienda responde al asoleamiento. Al tener la fachada frontal dirigida al oeste se pudo proponer aperturas de mayor dimensión hacia la fachada interna dirigida hacia el este, logrando así que los ambientes de uso social como la sala comedor y biblioteca no sean afectados por las horas críticas de asolamiento de la tarde.
El planteamiento comprende cuatro zonas distribuidas de la siguiente manera: estacionamientos en semisótano, área social en el primer nivel, área íntima en el segundo nivel y un área de ocio e investigación en el tercer nivel. En éste último nivel se planteó una gran biblioteca, una pequeña sala de cine para diez personas, un laboratorio y un estudio.